Trump anunció el miércoles la cancelación de las licencias de exportación de petróleo de Venezuela que había autorizado su predecesor, Joe Biden.
La flexibilización que había sido otorgada en octubre de 2023, tenía como condición que el gobierno de Nicolás Maduro garantizara elecciones democráticas y transparentes en 2024, lo que, según Washington, no se ha cumplido.
El objetivo de dichas concesiones era conseguir garantías para las elecciones que Venezuela celebró el año pasado, en las que Maduro se proclamó ganador. “Estamos revirtiendo las concesiones que el corrupto Joe Biden concedió a Nicolás Maduro, así como las relacionadas con las condiciones electorales dentro de Venezuela, que el régimen de Maduro no ha cumplido”, anunció Trump.
Bajo los términos de la licencia vigente, Chevron tenía permitido operar en Venezuela hasta finales de julio, por lo que la decisión de Trump adelanta el cese de la actividad en varios meses. La salida de Chevron supone un revés económico para el país sudamericano, ya que la petrolera estadounidense había contribuido a la reactivación de la producción petrolera venezolana.
Formalmente Washington no reconoce la reelección de Maduro para un tercer mandato (2025-2031) y apoya al exiliado Edmundo González Urrutia, quien reivindica un triunfo en los comicios presidenciales de julio pasado. El régimen chavista no ha mostrado las actas electorales, como obliga la ley, mientras que la oposición exhibe documentos que demostrarían su arrollador triunfo en las elecciones.
La ministra de Hidrocarburos de Venezuela, Delcy Rodríguez, reaccionó a través de Telegram, señalando que la decisión era “lesiva e inexplicable”, y con ella se pone en “entredicho la seguridad jurídica de EE.UU. en su régimen de inversiones internacionales”.
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