Hulk Hogan ha muerto este jueves 24 de julio a los 71 años. El gran impulsor de la lucha libre en los años 80, Terry Bollea (su nombre real) catapultó a una industria de nicho a las primeras planas gracias a su popularidad y su salto a Hollywood, siendo también un reconocido actor.
Después de toda una vida de golpes, algunos simulados y otros muy reales, y estrellato de primer orden, un paro cardiaco acabó con la controvertida leyenda del pressing catch, un hombre que protagonizó algunos de los momentos más recordados de la historia del arte sobre un ring.
Hogan tuvo su primer combate en 1977, y no tardó en llamar la atención de la WWE, empresa a la que dio su primer salto dos años más adelante. Su mítica escena en Rocky III, interpretando al luchador Thunderlips, le hizo saltar a la fama, algo que convenció a Vince McMahon de darle las llaves del futuro.
Sus campeonatos mundiales le pasearon por la televisión y la gran pantalla, creando el fenómeno ‘Hulkamania’, y encabezando el boom de la lucha libre a mediados de los años 80, pero en los vestuarios, muchos eran los que rechazaban su liderazgo.
A partir de los 90 comenzaron sus polémicas, que incluyeron su participación en un mediático juicio por el uso de esteroides en la WWE y más recientemente, infidelidades, acusaciones de racismo y su apoyo incondicional a Donald Trump.
Recientemente, su salud había empeorado. En mayo fue operado del cuello, y varios rumores apuntaban a que estaba “en su lecho de muerte”, aunque fuentes cercanas a la familia, según TMZ, desmintieron las informaciones.
“WWE está entristecida al enterarse del fallecimiento del miembro del Salón de la Fama de la WWE Hulk Hogan. Hogan, una de las figuras más reconocibles de la cultura pop, ayudó a la WWE a lograr reconocimiento mundial en la década de 1980. WWE extiende sus condolencias a la familia, amigos y fanáticos de Hogan”, confirmó la compañía.
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