Marco Antonio Muñiz recibe homenaje por sus 70 años de carrera

Marco Antonio Muñiz arribó al escenario del Auditorio Nacional, pero no para interpretar sus éxitos, sino porque 13 solistas que han tenido que ver directamente con él en recintos nacionales y en el extranjero, le rindieron pleitesía con su obra.

Con 70 años de trayectoria, el intérprete fue celebrado por una constelación de artistas y más de nueve mil almas que vibraron al unísono, en una noche inolvidable cargada de anécdotas, melodías y emociones difíciles de replicar.

El encargado de encender la chispa del homenaje fue su hijo, el cantante Coque Muñiz, quien habló con gracia y sensibilidad los momentos más emotivos del espectáculo.

“Bienvenidos a una fiesta para que ustedes disfruten, muchas gracias por tantos aplausos, necesitábamos a una gran artista para conducir esta noche, un aplauso para Verónica Castro”, exclamó abriendo paso a una figura emblemática de la televisión mexicana.

La actriz confesó entre risas y emoción que cada vez que Coque la llama termina llorando y señaló “es que no es lo mismo los tres mosqueteros que 70 años después”.

El peso simbólico del homenaje trascendió fronteras. Gilberto Santa Rosa, embajador del bolero moderno, le rindió honores con una frase que retrata la dimensión continental de Muñiz.

“Hoy celebramos tu gloria, tu historia, tu trayectoria, porque fuiste y sigues siendo el lujo de México… Tengo un conflicto pequeño, no sé cómo nombrarte, charro puertorriqueño o jíbaro mexicano”.

Por su parte, Ednita Nazario viajó desde Puerto Rico para ofrecerle a Muñiz lo más íntimo de su repertorio. “Vengo a nombre de mi país a traerle un poquito del agradecimiento que le tenemos…”, dijo antes de estremecer al público con “Campanitas de cristal” y “En mi viejo San Juan”.

Esto provocó una ovación que contrastó fuertemente con otro momento menos afortunado: el abucheo dirigido a los representantes del Senado mexicano cuando subieron a entregar su reconocimiento. El contraste fue evidente: mientras Puerto Rico aplaudía con el alma, el Senado de México salía entre rechiflas.

Cada artista subió al escenario con la conciencia clara de que esa noche no cantaban para el público, sino para una institución viva. Francisco Céspedes, con su estilo visceral, recordó: “Hace algunos años tuve el privilegio de darle esta canción a don Marco Antonio y no pude tener mejor padrino”. Carlos Cuevas, profundo conocedor del bolero, fue certero: “Tenemos al último baluarte del romanticismo vivo”.

El pianista Raúl Di Blasio aportó un toque de humor y ternura. Al presentar “El día que me quieras”, relató una anécdota que arrancó carcajadas: “Yo nunca había grabado un tango, entonces hice un disco y se lo enseñé… cuando terminó de escuchar le dije ‘¿papá le gustó?’, y me respondió, ‘sí, pero me sigue gustando más Gardel’”.

Pedro Fernández, con mariachi en escena, se mostró visiblemente conmovido: “Cantar en el Auditorio siempre es hermoso, pero cantar a una leyenda… es algo que no sé cómo pagarlo”. Interpretó “Paloma querida” y “Sabes una cosa”, pero la ovación fue tal que regresó al escenario para cerrar con “Yo no fui”, complaciendo a un público que no quería dejarlo ir.

El cierre llegó con un emotivo momento, cuando todos los artistas que actuaron esta noche subieron una vez más al escenario a cantar “Por amor”, fue entonces que después de haber estado todo el tiempo en camerinos, Marco Antonio Muñiz apareció elegantemente vestido y sonriente. 

Entre abrazos de sus colegas y el aplauso del público, el ‘lujo de México’ tomó el micrófono y cantó junto con ellos, demostrando cuánto ama estar en un sitio así, y finalmente lo llevaron hasta el centro para que disfrutara de la ovación de la gente, que lo sigue amando.

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