El flujo migratorio hacia Estados Unidos desde América Latina, motivado por la violencia, la pobreza y las persecuciones políticas, ha alcanzado niveles sin precedentes.
México, marcado por la influencia del crimen organizado, enfrenta una situación especialmente grave, con solicitantes de asilo que argumentan terror a la tortura, persecución y riesgo de secuestros por parte de diversas organizaciones criminales.
Las solicitudes de asilo mexicanas se han disparado, revelando un aumento del 564% entre 2022 y 2023, según datos de USCIS y CBP de Estados Unidos.
Sin embargo, el proceso para obtener asilo, especialmente a través del “miedo creíble”, es complejo y las tasas de aprobación son bajas, con solo alrededor del 10% de las solicitudes admitidas.
Los solicitantes enfrentan amenazas constantes tanto del crimen organizado como de las autoridades, y a menudo se quedan en las fronteras en espera de asilo para proteger sus vidas, lejos de sus hogares y seres queridos.
La difícil situación refleja la desesperación de aquellos que buscan seguridad en un país extranjero ante el peligro constante del narco en sus lugares de origen.




