Frío extremo complica la acogida de solicitantes de asilo en Chicago

Con temperaturas congelantes en Chicago, decenas de solicitantes de asilo buscan refugio en el piso superior de una biblioteca mientras la ciudad enfrenta dificultades para ofrecer albergue inmediato.

Desde hace más de un año, la tercera ciudad más grande de EE. UU. ha lidiado con problemas para alojar a nuevos llegados, recurriendo a soluciones temporales como autobuses estacionados, vestíbulos de aeropuertos y cuarteles de policía.

La respuesta desordenada de Chicago ha agotado a voluntarios y grupos sin fines de lucro.

La ciudad, enfrentando la crisis migratoria iniciada en 2022, se ve aún más desafiada por las bajas temperaturas invernales.

La falta de un plan a largo plazo genera desconfianza entre los migrantes y críticas por las condiciones de los albergues, así como por la reciente muerte de un niño.

La situación se complica aún más por la disputa política entre el alcalde Brandon Johnson y el gobernador de Texas, Greg Abbott, respecto al transporte de migrantes.

El alcalde Johnson propuso un campamento de carpas calefaccionadas, pero fue cancelado por riesgo de contaminación.

Con más de 33,000 migrantes, principalmente venezolanos, llegados desde 2022, y aproximadamente 15,000 viviendo en albergues, la ciudad enfrenta una crisis humanitaria.

Las críticas se intensifican mientras la respuesta de Chicago sigue siendo provisional, y la incertidumbre persiste sobre el futuro de los solicitantes de asilo en medio del crudo invierno.

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