Nuevas dataciones que incorporan Inteligencia Artificial han establecido entre el siglo IV a. C. y el siglo II d. C. el tiempo preciso en que se escribieron los Manuscritos del Mar Muerto.
De gran importancia histórica y bíblica, esta colección de 972 manuscritos, descubierta en cuevas a orillas del Mar Muerto entre 1947 y 1956, ha transformado nuestra comprensión de los orígenes judíos y cristianos.
Sin embargo, si bien la datación general de los rollos va del siglo III a. C. al siglo II d. C., hasta la fecha no se había podido establecer con certeza cada manuscrito.
Ahora, combinando la datación por radiocarbono, la paleografía y la inteligencia artificial, un equipo internacional de investigadores, dirigido por la Universidad de Groninga, ha desarrollado un modelo de predicción de fechas, llamado Enoch, que proporciona estimaciones de fecha mucho más precisas para manuscritos individuales con base empírica.
Utilizando este modelo, los investigadores demuestran que muchos Manúscritos del Mar Muerto son más antiguos de lo que se creía. Y, por primera vez, establecen que dos fragmentos datan de la época de sus presuntos autores bíblicos.
Hasta ahora, la datación de manuscritos individuales se basaba principalmente en la paleografía (el estudio de la escritura antigua). Sin embargo, el modelo paleográfico tradicional carece de una base empírica sólida.
Para la mayoría de los Manuscritos del Mar Muerto, se desconoce la fecha del calendario, y no existen otros manuscritos con fecha de ese período disponibles para la comparación paleográfica, informa la Universidad de Groninga en un comunicado.
Entre los pocos manuscritos con fecha en arameo/hebreo de los siglos V-IV a. C. y finales del siglo I y principios del II d. C., existe una brecha que impide la datación precisa de los más de mil rollos y fragmentos de la colección de los Rollos del Mar Muerto.
Esta brecha ha sido subsanada por los investigadores del proyecto ERC “Las Manos que Escribieron la Biblia” mediante la combinación de dataciones de radiocarbono de 24 muestras de manuscritos, junto con el análisis paleográfico mediante un modelo basado en aprendizaje automático que aplica un método de regresión de cresta bayesiana.
Nuevas dataciones de radiocarbono son marcadores temporales empíricos y fiables que cierran la brecha paleográfica entre el siglo IV a. C. y el siglo II d. C. Proporcionan una fecha objetiva para los estilos de escritura en los manuscritos analizados.
Con base en esta información, los investigadores entrenaron el modelo de predicción de fechas denominado Enoch. Utilizaron una red neuronal profunda (BiNet), desarrollada previamente internamente, para la detección de patrones de trazos de tinta manuscritos en manuscritos digitalizados.
Esto permite un posterior análisis de la forma geométrica a nivel microscópico del trazo de tinta, como la curvatura (denominada textural), así como a nivel de la forma de los caracteres (denominada alográfica).
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